Qué interesante el ritmo del aire entre nuestros segundos...
Cómo pasa el tiempo, consumiéndonos, consumiéndote... de una humeante taza de café a unas cuantas gotas derramadas de café sin cafeína.
Es eso lo que ahora deja nuestra pigmentación eufórica de nuestros pasos enredados en historias sin razón, inventadas y ahora clausuradas.
Vividas en pequeños laberintos de sutilezas extrañas, en azoteas, en calles desconocidas, en canelitas y viajes inesperados…
Me pregunto en qué trago te perdí… en donde te guardé.
En última instancia promuevo tu imagen y busco entre los retenes un susurro, un suspiro, un aroma o una migaja que pueda, por lo menos un rato, platicarme tu presencia.
Mientras tanto, siento con el aire su olor a tabaco.