Vuelve la noche, se pierde mi orgullo

Vuelve la noche como cada pestañeo.
Me pierdo en nuestros combates de silencios y en ese afán desesperado por robar nuestras miradas.
Comprendo y aprendo de un sueño espeso de olvido, observando nuestras risas menores y frivolidades mayores, como de costumbre.
Qué estupidez esa de seguir a quien nos hace daño!.. y aquí estoy, herida de silencio.
Busco tu voz en momentos nocturnos porque es cuando mi arrogancia flaquea.
Y mi orgullo me vuelve no más que una silueta evaporándose en la oscuridad, vistiendo su tan típica sonrisa de trapo.
Fuckin' Colors!
Marianizada...(¿?)

1 comentarios:

Lord Edramagor dijo...

Me gusta eso de que la noche vuelva, en forma de pestañeos (o de fichas, o de lo que quiera); esa gracia es la mayor virtud de la noche: siempre vuelve. Y trae cosas en los hombros, atadas a los tobillos, o agarraditas de la mano encaminándolas por las banquetas de nuestras ciudades (que como bien dice el Pulido, ¿o se lo dije a Pulido? siempre están en ruinas).
Ah. Uno siempre va en pos de algo. Perdido, encontrado, imposible, efímero, etéreo, material, etcétera, y también etcétera.
Y por eso, uno siempre vuelve a andar los pasos, aunque con nuevas caras. Como la noche.
Un abrazo.