Él

En vez de enfrentarme a él, intenté ayudarlo. Me gustaría ser optimista y pensar que él estaba dispuesto a volver a fingir que éramos diferentes. Pero no fue así, llevaba tres horas con la libreta entre las piernas.
Repasaba una a una las letras ahí contenidas, hasta que su aliento impregnado de alcohol soltó el rompecabezas de su curiosidad: estamos tan ocupados queriendo ser, que nos perdemos en suaves delirios de un espejo plagado de raíces y rostros desnudos.
Lo descubrí rasgando las paredes del silencio. Fue como si todas sus conquistas, su alegría por su nuevo amor, su satisfacción cuando jugaba con su perro, y sus anhelos decembrinos, pasaran a segundo plano.
Intenté acercarme, dicen que un abrazo en momentos así puede funcionar... pero no fue así, una mirada llena de odio o saber qué cosa me advirtió alejarme.
"!Te amo!", le grité casi sin voz "¿Tu ya no?" Y con lágrimas en los ojos susurró: Sí, te amo, pero como amo de nada te valdría…

1 comentarios:

labatterie dijo...

iviendo un ejercicio de impudicia o de simple sinceridad?